martes, 28 de septiembre de 2010

Hacer

La ventana habló como quien tiene prisa.


De mis piernas afloraron enredaderas verde limón.


La boca jugosa mordisqueaba deseo.


El río fluyó por túneles secretos.

viernes, 24 de septiembre de 2010

extra-terrestre

Miró desde el cuarto piso, sintonizó la radio en el dial número infinito, se puso una máscara de gas, tacones dorados y salió a caminar.

lunes, 20 de septiembre de 2010

La casa


El día está tibio, la casa abandonada, la madera opaca, con migas tiradas al azar.
La cama sigue desecha, el cobertor arrugado de forma sútil.
No existe movimiento.
La ventana abierta, el aire no se atreve a entrar.
Que triste es soñar con la señora D.
Más aún si a eso le agregamos la sombra del que ama sin preguntar.
Estática, mejor volar por ritmos tibios como el día.
Mejor salir a "nadar" en bicicleta.
No sé puede, la casa está vacía, vacía de alma, llena de muebles.
Las plantas se asfixian entre cloro y blancura.
Los insectos se limitan a caminar por el techo.
La tele sigue encendida como por inercia.
Se apagará en las próximas 48 horas.
Cuando corten la luz.
Cuando corten el agua.
La carne es indicio de violencia.
La violencia se guarda en el congelador.
Se sienten ecos de descomposición.
La ropa apilada en bolsas.
El entretecho abierto.
Las sábanas de broderie.
Los faldones de broderie.
Amarillentos, añejos.
El agua de la piscina se ha estancado.
Cae la noche y la ventana sigue abierta.
Incolora, los paisajes nunca se vieron igual.
El puerto nunca llegó a puerto.
Los clósets quedaron vacíos.
Hilachas color violáceo flotaron.
Restos de pegamento en las puertas.
Pedazos de fotos sonrientes.
El cuerpo voló y voló.

sábado, 11 de septiembre de 2010

día 22




Me levanté para ordenar los papeles dispersos por la pieza, me duché durante 6 minutos y me puse el polerón de color azul. Cerca de las 5 de la tarde bajé a la cocina, herví el agua, tiré dos tazas de arroz a la olla y piqué zanahoria para darle un poco de color y no sentirme tan deprimida. Con esfuerzo me subí a un piso para sacar la carne de soya de la despensa, la remojé por un rato y luego la tiré al sartén para combinarla con choclo cocido y orégano.
Mis manos empezaron a tiritar, las piernas me temblaban, alcancé a servir la comida y caí con gran fuerza a la cama.
Los papeles siguieron apilados sobre la cama hasta pasada la medianoche.

lunes, 6 de septiembre de 2010

triza la prisa

Paralela inversa
derrota la fantasía
del fantasma que habitaba
bajo la percha

Infame desastre
en la tierra carcome a la flor,
sugiere un ritual de miel y velas
el pasado en concatenación

Moras desechas,
esparcidas sobre la pared
del cuarto húmedo

Cenizas cayeron
se acabó el desvelo

Brotaron los frutos
amaneció la pradera
murió la tormenta
fragmentación

domingo, 5 de septiembre de 2010

Boda para dos


Soñé que me casaba contigo ... si si si, un poco extraño para una persona como yo que trata de mostrarse como una mujer moderna y libre de compromisos serios como el matrimonio, pero es en este tipo de cosas en las que me doy cuenta de que has cambiado mi eje central de forma cósmica y rotunda.
Es cierto no tengo mis "sacramentos" completos, de hecho no tengo ni uno, pero fui realista y no nos casábamos por la iglesia pero si llevaba un vestido blanco que no se diferenciaba del color de mi piel,nada del otro mundo y pequeñas flores enredadas en el cabello ondulado. Tú llegabas tarde y era como si nos hubiesen sacado de otro planeta, ambos confundidos, nos presentaron a dos novios distintos que no conocíamos del todo y nos buscábamos entre sillas y mesas para armar bien el rompecabeza, allí entendí que eras tú, entendí el porqué llevaba tacones y un vestido tan paranormal, si se supone que yo siempre sería la dama de honor en todas las bodas. Te abracé con fuerza y recibimos una cama vieja como regalo.
De seguro yo tenía como 20 o 21 y por lógica tu unos 23 ... tremendamente jóvenes, inmensamente pobres, pero el brillo que vi en tus ojos es la mejor recompensa, la sonrisa que cruzaba mi rostro, la libertad en su mayor resplandor.
No hubo fiesta, ni un pastel muy grande, solo recuerdo que eramos solo dos.