martes, 29 de junio de 2010


Podría escribirte una carta feliz, esas de amor y cuentos de hadas, esas que salen en las películas y que emocionan hasta el más seco pastor de rebaños pecaminosos, pero no.
Estoy en medio de una habitación vacía, todos los muebles los he dejado a la intemperie, me congelo.
Llegó el invierno y con él sus consecuencias, tal vez sea tiempo de dejar la Tierra, tal vez un día te despiertes y yo nunca habré existido o tal vez anochezca y al amanecer recibas una llamada de despedida.
Hoy no es un mal día para poner fin, pero no es "el día" ... absurdo recordar pasajes antiguos, esto es totalmente nuevo, ni siquiera hay sangre de por medio.
He ido al baño más de diez veces, trato de vomitar, no pasa nada ...
El asco que siento no es de comida, aunque tal vez es porque me he comido al mundo, no, el mundo me comió a mí.
Podría construir un bosque dentro de esta habitación, tendría árboles frutales y un lago de agua salada, en una esquina una pequeña casita de color rojo, hornearía pan todos los días hasta que vinieses a visitarme y pudieses cruzar el lago para llegar a mi encuentro.
Pero los días pasan y con ellos las nubes y en las nubes mil y un partículas de desechos desechados.
Y a pesar de sentirme en el pozo más profundo del mundo y ahogarme y asustarme con cada palabra un poco más, aún así y a pesar de todo que en realidad es nada, te amo .
Te amo por sobre la mera y frágil palabra, por sobre los fantasmas que viven bajo mi cama y por sobre las pelusas de mis chalecos.
Pronto descansaré en el inframundo, desde allí te observaré dulcemente y te recordaré con sabores que no puedo decodificar en lenguas humanas.
Mañana es un nuevo día, te iré a despertar.

viernes, 11 de junio de 2010





En aguas subnormales me dejé caer,

sin pisar la arena mi piel se erizó.

Grité en murmullos bajo el silencio,

detalles fosforescentes emergieron entre nuestros cuerpos.

Que me tocaras ya no era solo el deseo,

que te acercaras hasta formar un solo pilar

el destino del sudor de tu frente

formando amalgama con mi cabello

rara vez suelto.

Imaginé que me fotografiabas la espalda,

que me besabas los pies y que recorrías mi entrepierna,

que dos eramos muchos y que por eso somos uno en el infinito.

Desbordante sensación de amarte hasta en la célula más oculta

del tejido nervioso, escribir sobre tu esclerótica y reflejar palabras

disonantes pero melódicas .

En tu cuello bordar mis besos,

en tu oído plasmar mi respiración convexa,

abrazarte al ritmo de la agitación escandalosa

y morir (La petite mort ) entre tus sábanas y tu boca.

Mientras dormimos viajamos a otras distancias

y aunque al despertar me vista y me despida de un beso

sin esperar reacción alguna de tu cuerpo,

sé que me esperas en tu sueño profundo y yo te llevo en medio del humo que exhalo en dirección al tren.