Se llamaba Juvenal y tenía una sonrisa caballeresca, no precisamente porque fuese todo un caballero, más bien por la similitud a la dentadura de un imponente caballo. Su rostro estaba condenado por cuanto grano brotaba en su fértil epidermis, sus huesos arrancaban del cuerpo saliendose hasta por la nariz, la espalda perfectamente encorvada.
Por las noches fumaba y follaba junto a cuanta mina se le cruzase por enfrente y durante el día se dedicaba a hablar fuerte, reírse de forma absurda y romper corazones a minas patéticas con lentes y depresiones endogenas. Cuando supo que una de ellas era lesbiana se quebrantó, se desmoronó y no la volvió a ver a los ojos nunca más. El orgullo se le fue a la cresta y la camioncita salió más lista de lo que parecía, los amigos se lo comentaban cada cierto tiempo, que la veían con una y luego con otra, que hasta viejas se comía, que les daba la mano en pleno centro del viciado pueblo, que las besaba y toqueteaba frente a las viejas del consejo municipal, que se las llevaba pal cerro y quizás cuanta cosas hacían, que él la dejo cagá.
Ay Juvenal, cuanta cosa imaginaste en tu pequeño cerebro, cuantas noches te masturbaste esperando verla atracando en el baño del local de turno, cuantas veces dejaste a tu compadre poniendo música en esas fiestas que promocionaba la radio local en la cual tu "trabajabas" para asomarte al "vaño" (porque así tu lo escribías) de minas y esperar a que saliera la torta, la tortilla de arroz, la weona nerd del colegio, la mina con la que tomabas la micro todos los días, la que te entregaba poemas ( que más bien parecían notas suicidas ) todos los santos días, a los cuales sin ningún remordimiento rompías en su cara pero sin embargo no tuviste problemas en ir a pedirle alojamiento cuando te fuiste de la casa. Ay Juvenal como se han reído de ti a tus espaldas, como la princesa de orgullo gay se vengó de la forma más sutil sin saber que cavaba su propia tumba, como le mirabas el poto descaradamente cuando te la topaste dos años después en las mismas calles por las cuales tu te seguías paseando todos los meses con alguna mina de turno, como evitabas saludarla para no sentir su mano junto a la tuya,porque sus labios jamás volverían a posarse en tu mejilla, que ahora solo sentía asco y lástima por ti y que su sexo te irritaba más que cualquier otra cosa.
Juvenal, hombre de grandes rasgos, medio amargado, medio cagado, hombre al fin y al cabo.
Juvenal, hombre de ojos tristes, hombre lastimoso, hombros caídos.
Juvenal, muerto en vida, enviciado, vacío.